Marty (Colin Farrell) es un guionista, sin inspiración, que está centrado en su próximo proyecto, el guión de Siete Psicópatas, para realizarlo contará con la ayuda de su amigo Billy (Sam Rockwell), que en su tiempo libre se encarga de robar perros junto a su inquietante socio Hans (Christopher Walken). Pero un día, uno de esos perros robados es un Shin Tzu, cuyo dueño es un peligroso mafioso, Charlie (Woody Harrelson) que profesa auténtica devoción por su pequeño perrito y que matará a todo aquel que ose hacerle algo.

Esta película sigue en su estilo de comedia negra, que a muchos les trae a la memoria a los hermanos Cohen y a Tarantino. Es una ida de olla total, desde los personajes principales hasta los psicópatas que aparecen a lo largo de la cinta.

Mención especial al Shin Tzu ya que él es el desencadenante de la trama y cuya actuación final es memorable.
Lo mejor: Las actuaciones y las historias de los psicópatas.
Lo peor: Martin baja mucho el nivel alcanzado en su ópera prima y en ocasiones recuerda mucho a esta. Huele a estancamiento (ojalá que no)
Nota: 7'5/10
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